Ese es el sueño que nosotros tenemos con los galgos que acogemos. No son muchos los que entienden la gran satisfacción que nos produce poder ser familia de acogida de estos perros tan maravillosos e incluso nos dicen que ellos no podrían hacerlo. Pero no creo que nuestra familia deba ser considerada como algo extraordinario, simplemente ejercemos la solidaridad en el más amplio de los sentidos.
Es verdad que si tuviésemos más espacio y más tiempo probablemente nos hubiese gustado podernos quedar con alguno de los galgos que han formado parte de nuestra familia... ¡o con todos! Pero nos produce una verdadera satisfacción saber que somos el eslabón que siempre unirá el final de una vida sin cariño en el anonimato de la perrera del un galguero con una vida llena de amor donde podrá demostrar a la raza humana su verdadero valor en el seno de una familia.
En nuestra casa se limpian sus heridas, las tangibles y las del alma, y dejan atrás los miedos y los temores. Aquí encuentran a nuestros dos perros (Nina y Cásper) y a nuestro cuatro gatas (Misae, Michina, Mika y Noa), e incluso conviven con hámsetrs y jerbos. Aquí descubren lo que significa dormir calentitos y en mullido, y hacen su primera pillería al subirse al sofá sin ninguna vergüenza. Aquí terminan por dejar atrás ese pasado de carreras o de cacerías y encuentran el juego y las caricias.
Seguro que a estas alturas habréis descubierto que como familia de acogida de galgos somos unos auténticos privilegiados, y que difícilmente cambiaríamos nuestro papel en esta hermosa obra que termina inevitablemente con un "y vivieron por siempre felices". Eso sí, Tristán, Dulcinea, Pastora y Shira siempre formarán parte de nuestros corazones.
Somos la familia Roldan Merlo y somos "buscadores de finales felices". ¿Quieres protagonizar tú uno de nuestros cuentos? Contacta con SOS Galgos y no te arrepentirás.
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